septiembre 04, 2008
Jaime antes de un estreno, Madrid
Mi amigo Jaime Vaca Quintanilla tiene esta noche el estreno de la segunda temporada de la serie de éxito "Física o Química". Me llamó para que le hiciera de personal shopper con una premisa básica: "Soy guionista, no actor", lo que yo entendí como "Ponme guapo, pero no me disfraces". Yo pensé, tranquilo, ni muerta hago la tontería de ponerte algo de Davidelfín como hace la mayoría de la farándula de nuestro país.
Así que había que conseguir un equilibrio justo entre el dress-up que dicen los ingleses (arreglarse) y el dress-down (ir casual), por lo tanto fuimos jugando a los descartes. Por ejemplo, optamos por descartar el traje completo por ser excesivo para una serie joven, así como las zapatillas por ser demasiado informal.
Una buena chaqueta era fundamental para enfatizar la buena planta que tiene y tuvimos la suerte de encontrar una maravillosa pieza de Philippa K que le quedaba como un guante por un precio estupendo (hombres, buscad a Philippa que trabajó para Prada, hace diseños como de Dior y pone precios razonables. Es perfecta).
Así que convertimos a la chaqueta en la pieza clave del look y a partir de ahí construimos lo demás con detalles. La corbata por ejemplo es de un maravilloso raso púrpura que te entran ganas de arrancar de lo suave que es (bien, era el efecto que buscábamos), los gemelos discretos pero del mismo tono que la corbata, el pañuelo de seda y en tono fuerte para que haga las veces de flor y aporte ese aura de hombre elegante de toda la vida (dandy, entre nosotros), los zapatos y el cinturón buenos, pero discretos, no es su día de protagonismo.
Así que convertimos a la chaqueta en la pieza clave del look y a partir de ahí construimos lo demás con detalles. La corbata por ejemplo es de un maravilloso raso púrpura que te entran ganas de arrancar de lo suave que es (bien, era el efecto que buscábamos), los gemelos discretos pero del mismo tono que la corbata, el pañuelo de seda y en tono fuerte para que haga las veces de flor y aporte ese aura de hombre elegante de toda la vida (dandy, entre nosotros), los zapatos y el cinturón buenos, pero discretos, no es su día de protagonismo.
En fin, yo creo sinceramente que está guapísimo, pero guápísimo, y debería de ir así más a menudo porque le sienta muy bien y lo sabe llevar. Pero llegados a este punto mi labor ha finalizado y ahora le queda decidir a él con cuál de las cuatro opciones finalistas se siente más cómodo y guapo. Vosotros, ¿cuál preferís?