marzo 22, 2009
Lazos para el cuello
Buenas tardes de domingo,
Me encantan los lazos, las pajaritas sobre dimensionadas. En ella además el contraste dramático del negro de los botones y el lazo con el blanco de la camisa. Y esas mangas con volumen a partir del codo llevo tiempo buscándolas y no hay manera. Me gusta como va, sencilla pero efectiva.
Esta lazada me tiene loca. Me encanta como se la ha puesto al estilo del siglo XVIII pero con un estampado tan del XX que le da un toque muy gracioso (Últimamente estoy flipada con la Revolución Francesa, otro día os cuento por qué). Combinada con la chaqueta de terciopelo le da un aspecto de dandy con humor que comprobé al hablar con él, que chico taaan simpático por favor, quiero ser su amiga.
Los pañuelos de seda también son muy efectivos, no te esperas que una tela tan fina luego resulte que da tanto calorcito, pero es así, no pesa nada, se arrebulla en cualquier rincón del bolso y te salva de vientos traicioneros que se te meten por el cuello.
Y claro está, los pañuelos, que además ya los hay tan bonitos que complementan el look a las mil maravillas y hay veces que te los pones aunque haya 20º por lo bien que vas con ellos. El problema es cuando empiezas a acalorarte qué haces con él...bueno mira pues te lo atas al bolso y que recuelgue y ya está, pero no lo dejes en casa que luego te pasa lo que a mi estos días. Qué bonito el asa de este bolso y la caída de los tejidos blancos, tanto el de la blusa como el del vestido.
Disculpad la ausencia de estos días, estaba comprobando la correlación que existe entre el número de días de vacaciones que uno tiene y el trancazo que se coge. Sólo puedo decir que queda comprobado, ciertamente, existe y ambos factores guardan una relación directamente proporcional. Investigando más a fondo además he descubierto que el único remedio realmente eficaz para curarse no son ni las medicinas ni los remedios tradicionales tipo el ron con miel, aunque seguro que esto lo hace más llevadero y si me apuras y le echas un chorrito de limón y un par de hielos ciertamente más entretenido, sino que tengas que ir a trabajar al día siguiente. En tal circunstancia, oh miracolo di natura, te curas ipso facto.
Hoy me apetecía darle un descanso a París, aunque aún no he terminado de contároslo todo, para retomar fotos y gentes que conocí en Cibeles. Repasando las fotos y condicionada por el resfriado, hoy os enseño los accesorios para el cuello más recomendables de retomar para enfrentarnos a este clima indeciso.
Hoy me apetecía darle un descanso a París, aunque aún no he terminado de contároslo todo, para retomar fotos y gentes que conocí en Cibeles. Repasando las fotos y condicionada por el resfriado, hoy os enseño los accesorios para el cuello más recomendables de retomar para enfrentarnos a este clima indeciso.
Me encantan los lazos, las pajaritas sobre dimensionadas. En ella además el contraste dramático del negro de los botones y el lazo con el blanco de la camisa. Y esas mangas con volumen a partir del codo llevo tiempo buscándolas y no hay manera. Me gusta como va, sencilla pero efectiva.
Esta lazada me tiene loca. Me encanta como se la ha puesto al estilo del siglo XVIII pero con un estampado tan del XX que le da un toque muy gracioso (Últimamente estoy flipada con la Revolución Francesa, otro día os cuento por qué). Combinada con la chaqueta de terciopelo le da un aspecto de dandy con humor que comprobé al hablar con él, que chico taaan simpático por favor, quiero ser su amiga.
Los pañuelos de seda también son muy efectivos, no te esperas que una tela tan fina luego resulte que da tanto calorcito, pero es así, no pesa nada, se arrebulla en cualquier rincón del bolso y te salva de vientos traicioneros que se te meten por el cuello.
Y claro está, los pañuelos, que además ya los hay tan bonitos que complementan el look a las mil maravillas y hay veces que te los pones aunque haya 20º por lo bien que vas con ellos. El problema es cuando empiezas a acalorarte qué haces con él...bueno mira pues te lo atas al bolso y que recuelgue y ya está, pero no lo dejes en casa que luego te pasa lo que a mi estos días. Qué bonito el asa de este bolso y la caída de los tejidos blancos, tanto el de la blusa como el del vestido.
Me habéis preguntado y sí, Olivier Theyskens era simpatiquísimo, no paró de reirse todo el rato y desde luego no parecía nada preocupado por su futuro. Ánimo con el comienzo de la semana