Vintage Custo
Así conocimos la ropa interior de Calvin Klein, los chandals de Juicy Couture y las camisetas de Abercrombie and Fitch años antes de que aquí supieran cómo escribirlo. Todos los años repetíamos el mismo ritual, mi hermanastra traía la información confidencial en Navidades, nos pasábamos meses investigando, navegando con las webs de Urban Outfitters y Anthropologie y para cuando íbamos de visita en verano teníamos una lista mental perfectamente elaborada de lo que queríamos comprar. Ahora con el shipping internacional, las revistas online y el mundo a velocidad de vértigo hemos perdido todo ese encanto, pero también tiene su gracia.

Camiseta vintage de Custo con manga japonesa
El caso es que unas Navidades mi hermana vino y dijo: “Allí ahora mismo lo que más se lleva son unas camisetas surferas, Custo Line, creo que son españolas”. A lo que nosotros le contestamos que estaba loca que cómo iban a ser españolas y que aquí no las conociésemos. Pero tenía razón. Hasta que Julia Roberts no lució una de sus creaciones en la horrible y aburrida “Novia a la fuga”, Europa no se hizo eco del fenómeno americano. Y aún y tardamos. Había que recorrerse el circuito de tiendas de deporte más raras de Madrid para encontrar alguna.

Vestido de Custo regalo de Marnung
Yo atesoro una curiosa colección de camisetas de Custo, las adoraba. La primera me la regaló mi madre por aprobar un examen y fue mayor la alegría de conseguir la camiseta que la de aprobar el examen. Es la de la cara hawaiana gigante.
Después vinieron muchas, me identificaba con el mundo colorista, original y de fuerte contenido del diseño gráfico de las propuestas de Custo. Me encantaba su historia de superación personal y cómo había logrado, con mucho tiempo e ingenio, ser profeta en su tierra. Entre las tres hermanas os aseguro que podemos juntar un buen perchero de camisetas vintage de Custo.

Mi primera camiseta de Custo, mi primera colonia Chispas...

Pero tengo fe en él, creo que podría ser una versión más asequible de Etro si decidiera que su terreno de juego ya no van a ser las discotecas sino las oficinas de una empresa de profesión semi liberal. Creo que los minivestidos de Balmain por lo que hoy suspiramos las treinteañeras (SUSPIRAN! Quiero decir, ejem, yo tengo MENOS de 30) los podría haber hecho Custo. Creo que los leggins psicodélicos de MacQueen los podría haber hecho Custo (de hecho algo parecido tiene). Creo que la maravillosa colección colorista de Matthew Williamson para H&M la podría haber hecho Custo. Creo que abrió la brecha al diseño gráfico en la moda y puede volver a revolucionarlo si decide reencarnarse y no dejarnos ir a todas aquellas post-adolescentes que nos volvimos locas con sus creaciones y ahora no acabamos de ver cómo combinarlas con los pitillos, los tacones y la blazer.

Mira podría ir a trabajar así, si no fuera porque la camiseta me llega por encima del ombligo...