El año que nos casamos

Se acaba el 2010, año que para mi será inolvidable por muchos motivos pero principalmente porque fue el año en el que El Consorte y yo nos casamos. Mario y yo nos casamos. Me casé. Uahu, todavía hoy se me hace bastante increible.

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Aquí nos tenéis, lo prometido es deuda. Me habéis pedido muchas veces las fotos y ya ha pasado el suficiente tiempo como para enseñarlas sin que me resulte pudoroso ni tengáis que temer un empacho de post dedicados a la boda. Además con un Consorte así, ¿cómo no las voy a enseñar? ¿habéis visto qué percha? Esa elegancia, esa planta, ohh!! Él estuvo bastante tiempo decidiendo su traje de novio con Lander Urquijo y me consiguió sorprender con el chaleco y la corbata, además de que agradecí que fuera de azul, no negro.

Lo primero que me gustaría deciros ante todo y sobre todo es que NO es el día más importante de tu vida, en serio, si partes de esa base quizá deberías replantearte ciertas cosas o dejar de ver comedias románticas, pero para evitar convertir este blog en uno de autoayuda (hey, ¿existen? filón ¿no?) vamos a dejarlo simplemente en que nosotros nos lo tomamos como una súper fiesta a organizar para los amigos y celebrar que firmábamos un pacto de honor.

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Por eso elegimos un sitio con un jardín enorme, un poco asalvajado, que fuera bonito en sí mismo sin que tuviéramos que hacer mucho. El sitio elegido fue la finca La Chopera. En el exterior celebramos la boda civil y el cocktail, lo que para mi resultó lo mejor de todo porque nos casaron nuestros amigos y resultó emotivo y divertido a la vez. El cocktail es el momento de saludar a todo el mundo, el subidón más grande cuando ves uno a uno a los que han venido y cuando degustas dos de los tres puntos más importantes de una boda:
  1. El Jamón (y el lomo que soy extremeña)
  2. El Vino (y el champán que nos regalaron nuestros amigos de Pinkleton and Wine en forma de barra exclusivamente dedicada al espumoso)
  3. La Música (nuestro DJ fue Julio Torres que ahora ya se ha convertido en amigo y nos invita a todos los saraos donde pincha)
El interior de la carpa donde se sirvió la comida principal sí que lo decoramos con cientos de globos de helio ¡qué me gusta un globo por favooorr! Ves para eso sí está bien el día de tu boda, para que por ejemplo digas...quiero 300 globos de helio atados a todas las sillas. Vale son XX€...uhmm...OK, pónmelos, un día es un día, es más, ponme 400 mejor. Y tú tan contenta con tus globos que en cualquier otro día no te consentirían.

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Hablemos del vestido que sé que es lo que más os gusta. Voilá!

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Entre 15 y 20 metros de tul de seda. Cuerpo de tiras de tul entrecruzadas, con tiras de perlas y brillantes cosidos entre las distintas capas. Tirantes asimétricos. Falda de cinco capas de tul de seda fruncido, más corta por delante que por detrás, con el bajo repunteado. Sin cola o más bien con una cola que salía del hombro izquierdo cayendo como una prolongación del tirante pero sin llegar al suelo. Espalda abotonada. Made in La Condesa.

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En esta foto se ve mejor el cuerpo entrecruzado que os decía. Es gracioso porque lo diseñé meses antes y en el taller lo íbamos haciendo poco a poco, como una segunda prioridad frente a las chaquetas, hasta que la gente empezó a preguntar por el vestido y nos acabamos dando cuenta que había que hacer algo sencillo y cómodo, como yo quería, pero que a la vez fuera "una exhibición de costura" como lo llamábamos cariñosamente. Al final, entre bocetos, descartes y cambios tardamos cuatro meses en darle la forma definitiva.

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Así que lo fuimos perfeccionando y perfeccionando hasta hacerlo...¡desmontable! Durante el vals, al ritmo de los compases de Wanna be starting something de Michael (mi marido es friki de Jackon) me despojé de la falda para poder bailar cómodamente el resto de la boda sin destrozar la falda larga.

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El ramo me lo regaló mi florista (me encanta decir que tengo florista me hace sentir que pertenezco al Upper East Side) Javier de Flores Borealis. Ni siquiera lo vi antes del día de la boda, le pedí que no fuera cursi, que me gustaban las peonías pero quería algo rojo, como mis labios y uñas. Se presentó unas horas antes con este pedazo de ramo de peonías granate a punto de explotar de lo preciosas que estaban.

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Las fotos...¿sabéis quién me las hizo? Jeje, pues la única persona que me saca guapa en ellas, por supuesto, Monsieur Mañas, el mago de los exteriores. Y el video el amigo David. De hecho es de agradecer que tuviéramos mucha libertad para organizar todo contando con los oficios de nuestros amigos. Insisto en que casarse por lo civil lo facilita todo, incluso la música con la que te casas, nada de himnos religiosos sino Coldplay y Alicia Keys si te da la gana, dos días antes estaba eligiendo la música de fondo con la que leería cada amigo y en la ceremonia casi me hago llorar a mi misma por lo pensada que estaba.

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A los invitados les regalamos bailarinas de lunares, maquillaje y perfumería de Givenchy en los baños (que duraron exactamente 15 minutos), gafas Wayfarer de colores para lucir en la pista, barra de cocktails, barra de postres y estas preciosas camisetas de Condesa y Consorte perrunos que me ayudó a diseñar Moniquilla (maestra).

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Todo pensado para que se lo pasaran bien y disfrutaran todo lo posible.

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El resultado final es que el Consorte y yo nos intercambiamos unos anillos...

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...y nos pasamos el resto del día medio riéndonos medio asustados de la que habíamos liado.

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FELIZ AÑO NUEVO 2011
QUE TENGÁIS MUCHA SALUD
QUE TENGÁIS MUCHO AMOR (en forma de pareja, familia, amigo o perro)
QUE TENGÁIS MUCHA SUERTE
QUE TRABAJÉIS MUCHO PARA QUE TENGÁIS MUCHA SUERTE

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