Liberty of London

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Creo que no hay una tienda más bonita y decorada con mejor gusto que Liberty of London, sólo el edificio en sí ya es espectacular. Hoy me han explicado que se construyó a principio del siglo pasado siguiendo el estilo Tudor y a partir de las vigas y maderas de dos barcos, de ahí que en el punto más alto de sus tejados nos encontremos con un navío dorado.

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El interior está decorado como si fuera una casa de campo inglesa, de esas con chimenea, muchas alfombras, té humeante y servicio doméstico dispuesto a ayudarte pero sin resultar pesado ni mirando por encima del hombro (léase como en Le Bon Marché que la experiencia de compra se la cargan las tenderas que son de traca todas).

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Esta tienda (modo de vida, lugar sacrosanto o como queramos llamarlo) da nombre a los estampados liberty con los que todas las primaveras nos bombardean las revistas de moda. La penúltima planta está dedicada al textil y en ella se pueden encontrar kilómetros de sus famosas telas estampadas con florecillas. Me encanta como en una misma tienda puedes probarte lo último de Philip Lim, descubrir los perfumes más exóticos jamás olidos y comprarte un dedal, una cinta métrica y metro y medio de grogré. Todo con un packaging como sólo los almacenes de lujo saben hacer, que te encuentras dos años y medio después en un cajón con que has guardado el papel de seda perfumado que te dieron. Complejo de urraca.

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Aquí su fundador, Arthur Lasenby Liberty, un hombre con mucho gusto, buen negociante y cara simpática. Me encantaría que me hicieran un busto de mármol, cualquier día voy a un escultor que conozco en Mérida que te los hace por un módico riñón, no sé si para mi busto me pondría una chaqueta o una toga y una corona de laurel. Yo creo que toga fíjate.


Abrazos,

La Condesa que por cierto, está en Londres

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