Ratones coloraos (Parte I)


Una de las utilidades más curiosas de tener un blog es que te sirve para dejar claro a tu entorno lo que te gusta y por lo tanto, los potenciales regalos que te pueden hacer tremendamente feliz. Así es como en octubre de 2010 publiqué que moría de amor por unas bailarinas de ratón de Marc Jacobs y ahora, en mayo de 2012, cuento con cuatro pares. Y feliz con cada uno de ellos oiga.

El primer par que llegó fue el que os enseño arriba, esas preciosidades en terciopelo azul, que son en realidad zapatillas de estar por casa, fueron un regalo equivocado de hermanastra M. Ella pensaba que eran unas bailarinas normales pero al llegar por correo la suela blanda las descubrió alérgicas al asfalto. Para mi son puro lujo, pura indulgencia. Podéis ver como algo frívolo invertir así en unas zapatillas de estar por casa pero pensad que: probablemente es el zapato que más horas comparte con vosotras y, no os quiero contar cuando te ves en el incómodo trámite de pasar unos días en el hospital, la alegría que te da tener unos lindos roedores a tus pies.



El segundo par llegó también por correo pero de la mano de hermanastra A (sí, ya lo sé, para ser malvadas hermanastras de cuento no se portan nada mal). En este caso eran un par de ratones punk, de cuero negro y con tachuelas, no se puede pedir más a la vida. Maldito Marc, llevas años reinterpretando estos zapatos y cada par que sacas me gusta más.

Por cierto que estoy totalmente en contra de los zapatos gato de Charlotte Olympia, básicamente ha cogido el mismo concepto pero en vez de ponerles carita de ratón se las ha puesto de gato. ¿Mensaje cifrado a Marc? ¿Simple morro?

Vosotros cómo lo veis, ¿sois más de gatos o de ratón? Y de zapatillas de andar por casa, ¿os sirve un cualquier cosa? ¿las tenéis de tacón y pompón rosa?

Abrazos,
La Condesa Ratona

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